Estabas muy despierto y en alerta permanente por que ibas ha empezar a conocer su nuevo mundo, reconoció la voz y su madre al igual que la de su padre que por todo este tiempo estuvieron ahí acariciándote, pero no solo eso también disfrutabas del calor y se regocijaba con las caricias y los mimos de esa madre que había olvidado esos dolores y que se encontraba muy feliz al igual que yo.
Junto con su abuela observavamos y anelabamos el momento para tenerlo en nuestras manos y poderte sentir.
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